Cuando hablamos de la crisis de la deuda, solemos pensar casi automáticamente en la deuda financiera, la única que cuenta con el reconocimiento social y con el respaldo legal para garantizar su pago. Sin embargo, existen otras deudas cuyos efectos son tan devastadores que hacen casi imposible poder cuantificarlas. La deuda de género es una de ellas. Su origen es el mismo sistema económico que nos ha llevado a esta crisis. Un sistema que además de capitalista y neoliberal es patriarcal, pues basa el crecimiento continuado de las riquezas de unos pocos en la expropiación del tiempo y el cuerpo de las mujeres.